20 de abril de 2009

Retratos de Nueva York: Fotografías del MoMA

La Casa Encendida. Del 27 de marzo al 14 de junio de 2009. Web de la exposición.
El propio MoMA tiene una web ejemplar dedicada a su colección de fotografía en la que se pueden pasar horas contemplando maravillas.

Algunas ciudades lo tienen muy fácil para darse a conocer sin tener que derrochar millones en campañas publicitarias de rendimiento dudoso. Por ejemplo, todos hemos visitado París, Berlín o Barcelona leyendo novelas o contemplando películas, mientras que no hay manera de imaginar cómo son Burdeos, Frankfurt o Murcia (iba a decir Bilbao, pero ahí está Ramiro Pinilla).

En la primera categoría destaca sin duda Nueva York, protagonista de cientos de películas y novelas, canciones y poemas, de tal modo que al pisar la calle 42, Central Park o incluso cruzar Harlem todo nos resulta familiar. Un arte tan del siglo XX como la fotografía necesariamente se ha tenido que ocupar de la ciudad protagonista del siglo, y ésta es la exposición ideal para comprobarlo: una selección de los fondos del Museum of Modern Art, a cuya colección de fotografía no creo que haya muchas que le hagan sombra.

Michael Wesely. "9 August 2001 - 2 May 2003. The Museum of Modern Art, New York"

La muestra de La Casa Encendida es un rápido repaso por la historia de la fotografía: el pictorialismo de principios de siglo, la admiración por los desfiladeros de rascacielos, retratos de personajes famosos, fotografía documental, sucesos, gente de la calle... Están casi todos los maestros que conozco: Stieglitz, Steichen, Cartier-Bresson, Dorothea Lange, Diane Arbus, Walker Evans, Garry Winogrand, Robert Frank... mejor no termino la lista, baste saber que están representadas muchas épocas y estilos, al menos las más importantes. También es una buena oportunidad de descubrir fotógrafos, yo vuelvo a casa pensando en las imágenes de la recientemente fallecida Helen Levitt y con las de Ted Croner, cuyo nombre no había oído en la vida.

Helen Levitt. "New York, circa 1940".
La web 'lens culture' tiene
una buena selección de esta fotógrafa.

Una selección muy completa en la que el único requisito, además del homenaje a la ciudad, parece haber sido el blanco y negro, muy apropiado. Y que todas las fotos las puedan ver los niños, claro...

No olvidemos que simultáneamente tenemos en Madrid la exposición de Weegee. Hay veces que parece que los Reyes Magos han leído la carta.

"Taxi, New York Night, 1947-48"
La obra más conocida de Ted Croner

19 de abril de 2009

Francis Bacon en el Prado

Museo del Prado. Del 3 de febrero al 19 de abril de 2009. Web de la exposición.

Tuve la oportunidad de contemplar esta exposición pocos días antes de su cierre; me habría fastidiado no poder contemplar la obra de uno de los pintores más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Lienzos desgarradores, angustiosos, donde a veces lo único que se puede reconocer son los dientes de una figura retoricida en un paroxismo de dolor, culminando en los Trípticos de la Crucifixión. Pintura para salir deprimido, pues no dice nada positivo y sí expresa amargura, terror e incomprensión sobre la futilidad de la vida y sus trabajos; se hace duro aguantar tal catarata de desesperación, pero reconozcamos que una de las misiones del arte es obligarnos a enfrentar la parte desagradable de la existencia.
Que por mucho que nos escondamos, siempre nos encontrará.

Francis Bacon, Study after Velázquez's Portrait of Pope Innocent X, 1953. La serie de estudios sobre este famoso retrato es una de las mejores secciones de la exposición.

Ahora hablemos un poco de la exposición, repartida de forma absurda en tres salas de la parte recién construida del Museo del Prado, dos en una planta y la tercera subiendo unas escaleras y volviendo a enseñar la entrada, algo incómodo y que impidió mi costumbre de, al terminar la exposición, recorrerla en sentido inverso para detenerme solamente ante las piezas que más me impresionaron. También algo absurdo, porque calle abajo tenemos un museo recién ampliado con salas enormes más adecuadas para estas exposiciones masivas, que además da la casualidad de que se trata de un museo de arte moderno que frecuentemente se critica por infrautilizado.

El precio de la entrada es ya de 8 €, lo cual me parece una exageración para un museo público por el que ya pagamos una barbaridad en impuestos. La famosa ampliación salió por 152 millones de euros, y con eso podrían haber entrado gratis unos 25 millones de personas a los precios anteriores... unos 9 años de disfrute del arte si tomamos los datos del año pasado, con sus cifras récord de visitantes.

Siempre habrá gente que piense que eso es pura demagogia, como suelta doña Elvira Lindo en esta insensata columna, pero yo creo que, igual que tenemos el deber de preservar y acrecentar el patrimonio artístico de la nación, tenemos el derecho a disfrutarlo. Si siguen subiendo el precio de la entrada, vamos a terminar preguntándonos si ese "patrimonio" es realmente nuestro...
Claro que para pulirse nuestros dineros en magnas obras firmadas por el arquitecto de moda y que luego prefieren no utilizar no ven ningún problema.

Francis Bacon, Three Studies for Figures at the Base of a Crucifixion, 1944.

10 de abril de 2009

Estaciones (del via crucis)

Hace pocos días, ADIF, ese ente inventado para pasarse la pelota con Renfe y mejor torear al ciudadano, benévolamente decidió permitir hacer fotos en sus instalaciones a aquellos que bien las hemos pagado, sin necesidad de permiso previo. Lo anunciaron aquí:
http://www.adif.es/es_ES/ocio_y_cultura/fotografia_ferroviaria/aficionados_fotografia.htm

Tomándoles la palabra, el día de Jueves Santo nos presentamos en la estación de Atocha, con nuestros humildes equipos de aficionado pobre.
Mucha gente haciendo fotos a las tortugas del estanque; buscábamos unas imágenes algo distintas,

Estación de Atocha, Madrid, abril de 2009, segundos antes de tener que recoger el equipo y pasar al mundo de Kafka

con lo que el encuentro con el guardia de seguridad fue inmediato. Como salvoconducto llevábamos la página web anterior impresa a todo color, lo que nos sirvió para ser conducidos a la oficina de atención al cliente, lugar donde pudimos escuchar peregrinas razones aludiendo a la seguridad (eso lo justifica todo, paga y calla) e incluso a que los niños podrían tropezar con el trípode. Cuando sacan ese argumento (think of the children!), no queda más remedio que pedir que venga Madame Supervisora.
La cual, tras cuidadosa lectura de la documentación de su propia empresa, dictaminó:
  • Que como aficionados sí podemos hacer fotos dentro del edificio de la estación.
  • Que como aficionados no podemos usar trípode.
Dos sentencias contradictorias que prácticamente impiden hacer fotos mínimamente decentes, salvo a las célebres tortugas del estanque. Pero, como creo que ya dije en alguna parte, para fotos a los bichos ya tenemos el zoo...

Magnánima como ella sola, esa funcionaria digna de figurar en El Proceso de Kafka nos entrega un papelito con los números de la delegación del gabinete de prensa de ADIF para la zona centro (Madrid, Guadalajara, Toledo y Ciudad Real): 91 774 44 70, -73, -74 y -75. El fax: 91 774 45 10.

Seguiremos informando... probablemente me digan que sin carnet de prensa no hay nada que hacer, y que al no aparecer la categoría de "aficionado con trípode" en el reglamento, que me dedique a la pintura rápida. Y yo pediré a los demonios que les apliquen lo que estamos pasando casi todos los demás, una temporada en el paro aclara muchísimo los conceptos.

Arengando a las masas tortugófilas

4 de abril de 2009

Weegee's New York

Fundación Telefónica. Del 5 de marzo al 17 de mayo de 2009. Web de la exposición.
El blog If Charlie Parker Was a Gunslinger... tiene una colección enorme de fotografías de Weegee.

Arthur H. Fellig (1899-1968), un inmigrante del Lower East Side convertido en fotógrafo de sucesos, escuchaba la radio de la policía para llegar el primero al lugar del crimen, en su coche transformado en laboratorio rodante para poder entregar las fotos rápidamente a la prensa amarilla. Autodidacta y muy pagado de sí mismo, dejó un registro impagable de una época crucial, en una ciudad muy dura, que todavía no había salido de la depresión de 1929.

La Fundación Telefónica ha reunido una selección muy extensa del período más conocido de Weegee, entre los años 1938-1950: un retrato de la ciudad de Nueva York, de lo malo y de lo bueno. Cadáveres en el suelo, policías llevando a un detenido, asesinos en el furgón celular: todo -vestimenta, actitudes, decorado, iluminación- es escenografía de puro cine negro, es su época dorada. También hay mirones, siempre una fila de niños se cuela para no perderse la imagen de un muerto con la cara destrozada de un disparo, mientras unos policías sin cuello y de cara redonda (irlandeses, polacos) arrastran a un tipo que mira a la cámara con los ojos muy abiertos.

Una imagen típica de las páginas de sucesos, que bien podría ser el arranque de una película de cine negro.

La población no solamente contempla muertos o cómo arde su casa, también se divierte, y ahí está Weegee para retratarlo: un día de verano en Coney Island, una visita a la ópera o al teatro, fiestas en clubes del Bowery, el Village o en Harlem. Weegee refleja mucho mejor cómo se divierten los pobres, su sudor, ropa desordenada, borracheras y sexo en el parque -o en el cine-. Los ricos son mucho más finos y demasiado conscientes de la cámara, no dan juego. Las juergas tienen consecuencias: dormir sobre la acera, peleas, o una noche en el drunk tank; Weegee las retrató todas. En la exposición hay muchas fotos de gente dormida, no sólo borrachos o vagabundos: en las butacas del cine, o en el descansillo de la escalera de incendios, niños y gatos mezclados una noche tórrida de verano. Tampoco falta la clásica imagen de los niños refrescándose en la boca de incendios.

El sastre de Harlem y su familia, vestidos de domingo.

Weegee practica sobre todo la poco refinada técnica "flash en la cara", especialmente efectiva para destacar en la portada del periódico la fea jeta del enemigo público de turno. No es lo mío, aunque sea totalmente apropiado para crear el efecto dramático que sin duda se persigue. La exposición también contiene fotografías posteriores, de gente famosa, en las que experimenta con técnicas deformantes, o caleidoscópicas, en el positivado; me parecen mucho menos logradas.

Cualquier amante de la fotografía antigua, del cine negro o de la ciudad de Nueva York disfrutará de la obra de Weegee, de una dureza que me recuerda constantemente a la novela Manhattan Transfer de John Dos Passos, o al estribillo de Fairytale of New York de los Pogues:

They've got cars big as bars
They've got rivers of gold
But the wind goes right through you
It's no place for the old

Para terminar, una de las fotografías más simpáticas de la exposición: las jirafas vigilan el sueño de los trabajadores del circo.