31 de marzo de 2014

De poetas

Fernando Aramburu
Ávidas pretensiones

Seix Barral, Barcelona. 2014
411 páginas


Tómense dos docenas largas de poetas, enciérrense en lugar apartado y retírense ustedes a observar desde un lugar seguro. Con contar más o menos bien lo que pase, ya tienen ustedes para escribir un libro.

Este es el planteamiento de la última novela de Fernando Aramburu. Lo más granado de la poesía española contemporánea se reúne en una casa de ejercicios anexa a un convento, en alguna anónima sierra del interior, para celebrar unas Jornadas Poéticas. Los hay metafísicos y realistas, heteros y homosexuales, alcohólicos y drogadictos, muchos más hombres que mujeres, y todos arrastran viejas deudas y rencillas con tendencia a explotar en cualquier momento, además de rivalidad muy enconada, propia de un arte donde sólo hay sitio para muy pocos. Con estos ingredientes, puede pasar de todo. Pasa de todo.

Sierra de Montellano (Sevilla), febrero 2011
Probablemente un paraje mucho más hermoso que el lugar donde transcurre la novela, pero es lo que había por mi disco duro. Click en la foto para verla en todo su esplendor.

Aramburu, tras disponer unos ingredientes tan prometedores, los cocina con su estilo habitual, que prácticamente garantiza una risotada por párrafo. Los poetas se reúnen, se lanzan pullas, se hacen putadas o simplemente les ocurre alguna desgracia que otra: no hay descanso ni piedad. Son tantos, que yo a veces confundía a uno con otro o tardaba un poco de tiempo en recordar cuál era su rasgo distintivo (el ciego/el que estuvo en la cárcel/la lesbiana gótica/el viudo solitario/etc.), y las anécdotas se amontonan de tal manera que llega un punto en que uno ya simplemente va procesando una tras otra.

Ésa es la mayor debilidad de "Ávidas pretensiones": le falta un hilo conductor que dé sentido a la novela. Como diversión es perfecta: las descripciones del ambiente y de los personajes, sus retratos sin piedad, el lamentable estado de la poesía y de quienes la practican, reducidos a unos gorrones con extremada sensibilidad para detectar ofensas, y fenomenal memoria para no olvidar ninguna. Pero a mí me habría gustado tener unos pocos personajes con más peso, saber algo más de su desgraciada vida (mejor dicho, regodearnos más de su fracaso). Aunque me lo he pasado como un enano leyéndola, disfruté mucho más con "Fuegos con limón" o con "El trompetista del Utopía".

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