28 de diciembre de 2014

Nacionalismo ucraniano en 1918


Mijaíl A. Bulgákov
Bélaia Gvardia (La guardia blanca)

Destino. Barcelona, 1971
300 páginas
Traducción de José Laín Entralgo


Todavía no he encontrado a nadie que tras leer El maestro y Margarita no estuviera entusiasmado con los enloquecidos paseos de Satán por el Moscú de tiempos de Stalin -reconozco que tampoco he conocido a muchos lectores de esa gran obra-. En mi caso, lo suficiente para, años más tarde, darme una vuelta por la biblioteca de mi barrio en cuanto supe de la existencia de La guardia blanca.

Se trata de una novela más convencional, sin elementos sobrenaturales aunque ya aparecen rasgos de desmadre absurdo en los que para mí son los mejores pasajes de la novela. La narración tiene lugar en Kiev, durante unos días de diciembre de 1918, en medio de los convulsos años que siguieron a la revolución bolchevique: según la Wikipedia, la ciudad cambió dieciséis veces de manos entre zaristas, alemanes, independentistas de derechas, anarquistas, bolcheviques e independentistas de izquierdas: una fiesta, y todo eso antes de empezar con las hambrunas y masacres de campesinos, purgas, gulag y nazis masacrando todo lo que se movía. Los hay con suerte.

Este diciembre no ha venido la nieve, pero sí la niebla.
Ávila, 2014

La guardia blanca cuenta las vicisitudes de los hermanos Turbín, una familia de militares zaristas, durante la caída del régimen del hetman apoyado por los alemanes ante las tropas de la República Popular Ucraniana lideradas por un tal Petliura. Tuve que leer un par de artículos de la Wikipedia para ponerme en contexto (y una cosa lleva a la otra, y tal...), lo cual recomiendo al lector, si, como es mi caso, no estaba del todo despierto el día que lo explicaron en el instituto. Fue escrita en 1924, por lo que seguramente los lectores no necesitaban de demasiada introducción histórica.

Los Turbín, sus parientes, amigos y vecinos hacen lo que pueden para salir con vida de la vorágine: los hay cobardes, generosos, honrados y locos. Me pareció una novela muy de reflexionar sobre el carácter de los personajes y la cadena de motivos que les llevan a actuar, muy en la tradición rusa; no hay demasiadas batallitas, desarrollándose casi toda ella en el hogar familiar de la bajada de Alexéievski -el mismo Bulgákov la adaptó para el teatro. Disfruté leyéndola, aunque sospecho que la traducción, por mucho que fuese hecha por un respetado académico, no está a la altura: el lenguaje suena acartonado, y tiene la manía irritante de por emplear palabras rebuscadas (¿por qué siempre tiene que ser "azulenco" y no "azulado"?). Además de una buena novela, tiene el atractivo de la actualidad; como siempre, la ficción nos puede explicar cómo es un país mucho mejor que kilos de ensayos y tratados de historia.