22 de agosto de 2014

Vanessa Winship

Fundación Mapfre. Del 30 de mayo al 31 de agosto de 2014. Web de la exposición.

Un par de horas libres el viernes por la tarde. Para ver la de Cartier-Bresson (fotos que mucho me temo que ya he visto antes), también en Mapfre, hay que sacar la entrada con antelación, aunque es gratuita. Veo que a la vez organizan esta otra, prácticamente cruzando la calle, de una fotógrafa inglesa nacida en 1960. Bajo al sótano de un edificio oficinesco al lado del Tribunal Supremo (tranquilos, no me robaron la cartera).
Queda poco más de una semana para que termine, pero veo que después la llevarán a Valladolid, así que no es tarde para decirlo: no se la pierdan. Imágenes al estilo Cartier-Bresson, de temática callejera, sobre todo de los paisajes desolados del este de Europa y las orillas del Mar Negro. Muchos retratos, sobre todo de niños, todos brillantes. Las escenas urbanas también: un prodigio de composición.


 De la serie "Black Sea. Between Chronicle and Fiction"

Mi serie favorita: un grupo de fotografías que alternaban retratos de luchadores turcos, bien engrasados y vestidos sólo con un pantalón de cuero, con imágenes de chicas arregladas para salir, impecables aunque siguiendo modas un tanto atrasadas, en el muelle de alguna ciudad ex-soviética.

Lamentable captura de pantalla de la visita virtual que ofrece la fantástica web de la exposición. Insisto: mejor verlo en persona. Click para ampliar (no esperen milagros)

10 de agosto de 2014

La evolución, conectando neuronas

Steven Pinker
How the Mind Works (Cómo funciona la mente)

W. W. Norton & Company
New York, 2009 (primera edición 1997)
672 páginas

Hará un par de años, revistas, blogs, y demás pozos de inmundicia publicaban ensayos sobre la actual escasez de delitos violentos en los países ricos, comparando con esos mismos países hace unas cuantas décadas, o más aún si nos remontamos unos siglos. Como de costumbre, eso no era consecuencia de que los opinadores habituales se pusieran a explicar un fenómeno a la vista de todos, sino que en Estados Unidos se había publicado un libro, "The Better Angels of Our Nature", que estaba arrasando en ventas. El nombre del autor, corto y sonoro, se quedó almacenado en alguna de mis escasas conexiones neuronales, y cuando estas vacaciones un amigo me recomendó "How the Mind Works" se prendió el circuito y pensé, qué buena oportunidad de leer algo de este tipo. Con lo barato que lo ponen en el Kindle, además.

"How the Mind Works"  es pura divulgación científica, escrito con el objetivo de enseñar deleitando, y de paso que se venda mucho y ver llegar los dólares. Creo que cumple los tres requisitos: usa un lenguaje llano, ágil, salpicado de anécdotas y sazonado con buenas dosis de humor, al neófito en neurociencia le acerca un poco al estado del arte y la cuenta corriente del autor seguro que ha recibido una buena inyección de regalías que le deseo disfrute con salud, por bien ganadas.

Una vez cumplido mi objetivo de utilizar la bella palabra "regalías" en lugar de esa birria de royalties, paso a hablar del libro. Tras una larga introducción, expone la "teoría computacional de la mente", un modelo de procesamiento de datos, estructura de datos para representar conceptos (lo llama "mentalese", supongo que los traductores al español lo habrán llamado "mentalés" o algo parecido) y elementos de cómputo interconectados. La discusión de alternativas y su evaluación respecto a problemas o tareas comunes es para mí de lo más interesante del libro: qué explica mejor la inteligencia, si un modelo de dos capas de neuronas interconectadas masivamente o la existencia de capas 'ocultas' (no conectadas directamente a la entrada ni a la salida), y otro tipo de "decisiones de diseño" deducidas a partir de ingeniería inversa, que es lo que hacemos todos cuando tratamos de discurrir cómo son los planos de un instrumento cuando sólo disponemos del instrumento terminado. Encuentro la explicación de la inteligencia bastante convincente; sin embargo, cuando se pone a hablar de la consciencia ofusca los términos, echa una buena nube de tinta y cual calamar escapa nadando hacia capítulos más cómodos.


Rigi (Suiza), julio de 2014. Pinker también tiene una explicación de por qué nos gusta tanto este tipo de paisaje, verde y ondulado.

Pinker expone esta teoría computacional de la mente de forma fácil de entender al lector familiarizado con la electrónica digital o con arquitectura de ordenadores. Como buen libro de divulgación, introduce los conceptos básicos de forma que cualquier lector medianamente inteligente pueda seguir la cadena de razonamientos: máquina de Turing, redes neuronales, etc.

Un capítulo posterior aplica esta teoría a un problema concreto, el de la visión estereoscópica y todo el procesamiento que hacemos de forma inconsciente para poder agarrar las uvas de tres en tres, hasta que el ciego nos suelta la hostia. Al llegar a este punto (el final del capítulo, no el guantazo del ciego al Lazarillo), "How the Mind Works"  pega un giro radical y se pone a hablar de la evolución en un capítulo bastante prescindible, aunque supongo que en Estados Unidos, con tanto lacayo de la ultraderecha retorciendo y torturando términos en televisión puede hacer cierta falta; se trata de una introducción a los capítulos de psicología evolutiva que vienen a continuación.

Muy entretenida y más fácil de leer que los capítulos anteriores, explica muchos fenómenos del comportamiento humano: carácter, relaciones entre los sexos, dentro de la familia, etc. Aunque es un tema de "psicología pop" que aparece muy a menudo en el típico suplemento semanal, Pinker lo trata con cierta decencia, diferenciando bien lo que es explicación, normalmente basada en analizar como tal comportamiento pudo favorecer a nuestros antepasados en el contexto recolector-cazador, de lo que podría ser justificación, juicios morales ajenos al objetivo del libro. Pinker consigue manejar bien esta dualidad, lo cual es muy de agradecer.

El libro concluye con lo que probablemente sea el capítulo más flojo, una serie de reflexiones sobre el sentido de la vida y los límites del conocimiento humano. Vuelve sobre la consciencia, el reconocimiento del 'yo', y reconoce que sigue estando lejos de tener una explicación tan convincente como la inteligencia, que tan bien se describe con el modelo computacional.

A pesar del último capítulo, y de la desconexión entre las dos mitades del libro, creo que es un libro de divulgación muy recomendable: acerca al lector a una disciplina, la neurociencia, muy maltratada por charlatanes varios, por malos periodistas y por teorías acientíficas que se resisten a desaparecer, como el psicoanálisis. Pinker, con un sentido del humor que se despliega durante todo el libro, lo llama "la teoría hidráulica de la mente", con sus explicaciones basadas en presiones, válvulas, fugas e incluso reventones. Como perla, el argumento de que el incesto es un tabú evolutivo y no cultural, y mucho menos la represión del complejo de Edipo del otro pesado: sería la única prohibición sexual aplicada con éxito.