Fundación Telefónica. Del 5 de marzo al 17 de mayo de 2009. Web de la exposición.
El blog If Charlie Parker Was a Gunslinger... tiene una colección enorme de fotografías de Weegee.
Arthur H. Fellig (1899-1968), un inmigrante del Lower East Side convertido en fotógrafo de sucesos, escuchaba la radio de la policía para llegar el primero al lugar del crimen, en su coche transformado en laboratorio rodante para poder entregar las fotos rápidamente a la prensa amarilla. Autodidacta y muy pagado de sí mismo, dejó un registro impagable de una época crucial, en una ciudad muy dura, que todavía no había salido de la depresión de 1929.
La Fundación Telefónica ha reunido una selección muy extensa del período más conocido de Weegee, entre los años 1938-1950: un retrato de la ciudad de Nueva York, de lo malo y de lo bueno. Cadáveres en el suelo, policías llevando a un detenido, asesinos en el furgón celular: todo -vestimenta, actitudes, decorado, iluminación- es escenografía de puro cine negro, es su época dorada. También hay mirones, siempre una fila de niños se cuela para no perderse la imagen de un muerto con la cara destrozada de un disparo, mientras unos policías sin cuello y de cara redonda (irlandeses, polacos) arrastran a un tipo que mira a la cámara con los ojos muy abiertos.
La población no solamente contempla muertos o cómo arde su casa, también se divierte, y ahí está Weegee para retratarlo: un día de verano en Coney Island, una visita a la ópera o al teatro, fiestas en clubes del Bowery, el Village o en Harlem. Weegee refleja mucho mejor cómo se divierten los pobres, su sudor, ropa desordenada, borracheras y sexo en el parque -o en el cine-. Los ricos son mucho más finos y demasiado conscientes de la cámara, no dan juego. Las juergas tienen consecuencias: dormir sobre la acera, peleas, o una noche en el drunk tank; Weegee las retrató todas. En la exposición hay muchas fotos de gente dormida, no sólo borrachos o vagabundos: en las butacas del cine, o en el descansillo de la escalera de incendios, niños y gatos mezclados una noche tórrida de verano. Tampoco falta la clásica imagen de los niños refrescándose en la boca de incendios.
Weegee practica sobre todo la poco refinada técnica "flash en la cara", especialmente efectiva para destacar en la portada del periódico la fea jeta del enemigo público de turno. No es lo mío, aunque sea totalmente apropiado para crear el efecto dramático que sin duda se persigue. La exposición también contiene fotografías posteriores, de gente famosa, en las que experimenta con técnicas deformantes, o caleidoscópicas, en el positivado; me parecen mucho menos logradas.
Cualquier amante de la fotografía antigua, del cine negro o de la ciudad de Nueva York disfrutará de la obra de Weegee, de una dureza que me recuerda constantemente a la novela Manhattan Transfer de John Dos Passos, o al estribillo de Fairytale of New York de los Pogues:
They've got cars big as bars
They've got rivers of gold
But the wind goes right through you
It's no place for the old
2 comentarios:
Por lo que cuentas, este tipo debió de ser quien inspiró el personaje protagonista de "The public eye", encarnado por el gran Joe Pesci. Recuerdo que era una película más que digna, con una excelente ambientación, un guión sólido y unos actores estupendos. Curiosamente, lo de sintonizar la radio de la poli y, sobre todo, lo del laboratorio ambulante me parecían exageraciones peliculeras. Pero ya veo que no.
Una cosa: ¿sería posible arrebatarte alguna fotico tuya para nuestro blog? Siempre citando fuente, of horse.
Hay que decir que escuchaba la radio de la policía con permiso de la autoridad, a saber qué acuerdos inconfesables se tenían.
En cuanto a las fotos, encantado de que las deis uso... también acepto encargos.
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