Tras unos meses de rehabilitación obligatoria, vuelvo a las andadas por una ruta corta y descansada, aprovechando la luna llena de julio. Tomamos el camino que sale de Villaviciosa y que deja a un lado el castro celta de Ulaca y, más adelante, un asentamiento visigodo cuyos pobladores no es probable que tuvieran muchos problemas de obesidad. Es un camino poco interesante pero sencillo, adecuado para el invierno -por lo soleado- y para la noche.
Nos dimos la vuelta cuando el camino, que subía por una vaguada, llegó a un collado que marcaba casi un cambio de vertiente, viéndose la Serrota y la entrada a Menga. Si hubiéramos seguido unos kilómetros más, habríamos entroncado con el camino que, saliendo del puerto de Menga, recorre toda la vertiente norte de la Paramera.
Datos medidos con el GPS:
- Distancia recorrida: 13,2 km
- Tiempo en movimiento: 2h 46'
- Tiempo parados: 32'
En los meses de calor, caminar por la noche es la mejor forma de evitar la canícula y disfrutar un poco del paseo. Si el recorrido es conocido y por un camino claro, la luz de la luna es suficiente para moverse sin necesidad de recurrir a la linterna, y el paisaje rocoso de la sierra pelada adquiere una belleza inesperada para quien sólo lo conoce de día. Se ven bichos distintos (en este paseo, muchos sapos) y sobre todo se oyen: una manada de caballos al galope, haciendo retemblar la tierra, asusta mucho más cuando sólo se ven sombras.
2 comentarios:
Muy bien esos paseos por Ulaca!
Yo hace años escalaba por allí...
Pues ¡a ver cuándo te vienes!
Si te gustan las emociones fuertes, claro... :)
Publicar un comentario