12 de diciembre de 2010

Barcelona frente a Madrid

En estos días hay en Madrid dos exposiciones de fotografía muy similares: fotógrafo prominente, temática -prensa, retratos de grupo, efemérides-, la época (principios del siglo XX), imágenes de gran calidad técnica (y copias de gran formato positivadas para las exposiciones, algo muy de agradecer) procedentes de los respectivos archivos regionales. En ambas podemos ver ejemplares del ABC, de cuando era un "Diario republicano de izquierdas". Qué cosas.

Si ignoramos cierto desfase temporal (el fotógrafo barcelonés nació en 1879, el madrileño en 1903), la mayor diferencia está en la ciudad donde trabajó cada uno de ellos, las dos grandes rivales en importancia dentro de nuestro país. Dado que las exposiciones están a cinco minutos a pie, es un magnífico plan para dedicarle unas horas de invierno, huyendo del tormento acústico prenavideño.

Brangulí.

Fundación Telefónica. Del 12 de noviembre de 2010 al 30 de enero de 2011.
Web de la exposición.


Nada más entrar, lo primero que verá el visitante son unas imágenes de gran formato de la Semana Trágica: iglesias quemadas, una barricada de obreros vestidos con blusón con niños por todas partes. Momias desenterradas, apoyadas contra una pared a la entrada de la iglesia. Brutal lección de historia de España.


Más adelante, la cosa se calma un poco. Además de fotoperiodista, Brangulí fue un fotógrafo documentalista, es decir, que se ocupaba de preparar reportajes y series fotográficas sobre la vida en Cataluña, algunas destinadas a la venta como las estructuras industriales de principios de siglo XX, orgullo de su propietario, o los abundantísimos bodegones de una feria de muestras; otras más probablemente eran un medio de expresión artística, como las escenas callejeras de una Barcelona que ya no existe. En las escenas más elegantes, los edificios nos recuerdan que se trata de la época dorada de Barcelona, de Gaudí y de
la ciudad de los prodigios.

Las estructuras de hormigón armado y acero, contrastan con las calles del barrio gótico; la miseria y la mugre en los talleres de costura, con las fábricas textiles donde casi no se ven los obreros entre cientos de telares y las arcaicas formas de distribución de energía a base de correas y poleas de cuero. Los orgullosos industriales mostrando sus productos recuerdan una época más inocente, antes del marketing y la mentira total.

Tras ver al abad de Montserrat bendiciendo un tren, sorprende luego encontrarse con las barracas del Somorrostro y sus pintorescos habitantes. Brangulí también acudía a las fiestas populares, donde encontré mi foto favorita: la Fiesta del Pez, en Manresa. Me encanta la composición, ayudándose del reguero para encontrar un orden entre toda esa multitud.


La exposición que han montado en Telefónica es enorme; tanto, que aun pasando de largo ante la inevitable serie de sucesos políticos, todavía hay material para un par de horas de contemplación. La calidad de las fotografías es magnífica; tanto, que además de la zambullida en el pasado, la retina del visitante se llevará una serie de imágenes de gran carga estética.



Josep Brangulí (1879-1945).
Fábrica de productos Ramón Graupera y Garrigó. Barcelona, 1915-1920




El Madrid de Santos Yubero.

Sala Alcalá 31. Del 23 de octubre de 2010 al 16 de enero de 2011.
Web de la exposición.


Al día siguiente, sustituí una Barcelona en su apogeo económico y cultural por la capital del estado opresor, reflejo de un país que, incluso en los años de mayor esperanza, no era como para presumir. Más aún si, como es el caso de esta exposición, nos centramos en la vida pública: actos políticos, desfiles, inauguraciones, retratos de próceres, también de toreros y faranduleras -eso de ver a Celia Gámez y, acto seguido, a Manolete me hace recordar
la canción de La Mandrágora-.

Quitando algunas fotos realmente espectaculares, que demuestran el arte del fotógrafo, como las masas de gente en los mítines o en el sorteo de los quintos, la mayor parte me parecieron un tanto aburridas, aplicando los esquemas que aparecen en el periódico todos los días. Probablemente, el fotógrafo tampoco podía sacar mucho más.


Personalmente, me quedo con las pocas imágenes que podríamos llamar de
"vida cotidiana": los niños desfilando, el mercadillo de Mesón de Paredes y, mi favorita, la del hombre que empuja un carro bajo el aguacero inmisericorde. Las más terribles, las de la posguerra: mucho brazo en alto, desfiles y banderas nazis, pero también hombros caídos de derrota en el comedor de Auxilio Social, o la anciana vestida de negro, condecorada con la Cruz de Hierro pero que seguramente habría preferido que su hijo hubiera vuelto con vida.

Y la foto más desasosegante de todas: una serie de danzantes de San Blas, disfrazados con extraños pijamas y mitras de obispo, en mitad de una celebración falangista: cuerpos desproporcionados por la desnutrición, rostros contraídos en unas muecas horribles, puro material salido de los grabados más delirantes de Goya.


Martín Santos Yubero (1903-1994).

6 comentarios:

Jc dijo...

Yo solo he visto la segunda exposición, pero dada la crítica intentaré ir a ver también la de Barcelona para poder comparar.
Se apreciaba gran afluencia de público de edad avanzada para rememorar sus años mozos.

Lansky dijo...

Yo he visto las dos, hay una cierta unidad, en el tiempo y el espacio, entre ambas. Pero lo que más se nota es que aquellos eran mejores fotógrafos que los de ahora y su parquedad de medios, lentes, etc., en lugar de limitarles les estimulaba.

Miguel dijo...

Lansky,
no estoy del todo de acuerdo. En la exposición de Santos Yubero hay una vitrina con varias de sus cámaras: las portátiles de medio formato típicas de reporteros de preguerra, pero también tres Leicas, creo que los modelos eran III y M-3, lo que viene a ser el "estado del arte" en equipos para fotoperiodistas de los años 40 y 50.

Creo que ambos fotógrafos supieron aprovechar bien los medios disponibles y mantener una calidad formal y artística más que decente; pero no creo que se sintieran terriblemente disminuidos por los medios técnicos -quitando el más que probable comentario "si esta maldita cámara pesase medio kilo menos, mi espalda estaría mucho mejor".

Gracias por tus comentarios

Miguel Á. Monjas dijo...

Hola Miguel, justo fui a ver la exposición de Santos Yubero el sábado. Me fui con el peque, que no se portó mal :-)

Como es una época de la historia de España que me interesa mucho, no me aburrió en absoluto, aunque entiendo tu crítica. De todas formas, ¿no crees que también la selección de fotografías influye mucho? Quiero decir que quizá Yubero tenga instantáneas de más carga estética

Lansky dijo...

Me he explicado mal: era un material excelente y de hecho yo tengo -y uso- una de esas cámaras, pero las de ahora permiten ‘manipulaciones’a posteriori que palian la falta de talento en el encuadre o la elección del momento ‘decisivo’ ¿Me explico?

Miguel dijo...

Miguel Ángel,
no dudo que en la obra de Santos Yubero, tras una vida dedicada a la fotografía, tiene que haber buenas obras de muchos géneros, pero yo no las he visto... Las pocas fotos de la exposición que no eran "evento notable" o "notable personaje" me gustaron mucho, como la señora de la cruz de hierro, la mendiga con los niños, o los toreros que bajan por la cuesta en Mombeltrán.

Lansky,
entiendo lo que quieres decir, aunque, a riesgo de equivocarme, creo que la principal diferencia de medios entre 1945 y 2010 está sobre todo en el coste: ahora los medios de retoque y "postproducción", un PC y software pirata, están al alcance de todos y permiten mucho ensayo y error, mientras que en 1945 había que dedicarle mucho tiempo en el cuarto oscuro, dominar un par de técnicas y, en casos extremos, tener buen pulso con el pincel. Manipulaciones a posteriori había, y muy buenas, pero sólo al alcance de unos pocos.