Interpretación algo libre del ejercicio fotográfico "Máquina tragaperras".
17 de diciembre de 2008
15 de diciembre de 2008
Electromeccanica
Me suelo encontrar con aparatos donde el 95% de las funciones quedan ocultas dentro de un circuito integrado, siendo imposible adivinar qué hace cada componente sin recurrir a un catálogo. Muy diferentes son los dispositivos electromecánicos, grandes, desmontables, fáciles de interpretar y basados en principios de la física básica: Ampère, Faraday, Gauss, Maxwell, Ohm y compañía. Un destornillador y la luz del invierno permiten fotografiar todos los detalles y reconocer todo el proceso, comprobando con el dedo cómo engranan las partes móviles.
2 contadores trifásicos recogidos de una acera, muy probablemente procedentes de un taller: la combinación de un contador convencional más uno de potencia reactiva nos dice que buena parte de la electricidad la consumían motores.
El primero, del fabricante suizo Landis & Gyr, chapa pintada de clásico Feldgrau, tiene los componentes por triplicado, uno por fase. Terminamos así con tres discos coaxiales.
El contador reactivo, montado en un chasis de fundición y cubierto por una carcasa de baquelita, coloca dos dispositivos de medida compartiendo disco, por lo que sólo tiene dos:
El mecanismo por el que un contador mide el consumo de energía es muy simple: la corriente eléctrica, al pasar por las barras de cobre, produce una corriente parásita en un bobinado parecido al de un transformador, que es lo que hace mover el disco.
El eje de los discos, montado para minimizar la fricción, engrana con el bloque de cilindros que contienen los números.
De la pieza más importante, el sello de plomo para evitar tentaciones de hacer correr el tiempo hacia atrás, no queda ninguna imagen...
13 de diciembre de 2008
11 de diciembre de 2008
Del Boixar a Fredes
Seguimos recorriendo la Tinença de Benifassà. Esta vez combinamos un sendero de pequeño recorrido, el PR 75.12, con un tramo del GR 7, que según parece viene del Peloponeso y no termina hasta llegar a Tarifa. Una excursión agradable donde predomina el pinar, mezclado con boj (lo que significa Boixar) y acebo.
El camino de ida es más largo, presenta más desnivel y está muy mal señalizado, tanto que los despistes se suceden con frecuencia, de tal modo que los 17 km previstos se van enredando hasta convertirse en casi 23, y no olvidemos lo pronto que se pone el sol... Por fortuna, el GR 7 está magníficamente marcado y su recorrido es mucho más directo y llano, muy apropiado para cuando se tiene algo de prisa para llegar a casa antes de que los lobos salgan a recorrer las tinieblas.
- Distancia recorrida: 22.7 km
- Tiempo en movimiento: 5h 29'
- Tiempo parados: 1h 39'

Por último, el perfil:
10 de diciembre de 2008
De Fredes al pantano de Ulldecona por el Portell de l'Infern
Está visto que Levante está repleto de lugares infernales. Esta vez nos plantamos en la Tinença de Benifassá, una comarca agreste y a la vez parque natural en pleno Maestrazgo.
La ruta de hoy parte de Fredes, baja hasta el pantano de Ulldecona cruzando una bellísima cresta de acantilados calcáreos (el Portell de l'Infern nada menos), desde la que se divisa el mar, y vuelve de forma suave por la garganta del Salt hasta tener que recuperar todo lo bajado antes en muy poca distancia. La ida y la vuelta siguen dos senderos de pequeño recorrido, PR 75.1 y PR 75.2. Aunque van necesitando un buen repaso, la senda es clara y no es fácil perderse; en todo caso, los de Pateos 1000 tienen un bonito track para cargar en el GPS y no arriesgarse lo más mínimo.
Datos medidos con el GPS:
- Distancia recorrida: 16,1 km
- Tiempo en movimiento: 4h 13'
- Tiempo parados: 2h 22'
Por último, el perfil de la ruta, en el que es evidente la dureza de los dos kilómetros finales. Recordemos además que en Diciembre el sol se pone demasiado pronto...
18 de noviembre de 2008
Ilustrando una canción de Adriana Calcanhotto
Cantada (Depois de ter você)
Depois de ter você
Pra quê querer saber
Que horas são?
Se é noite ou faz calor
Se estamos no verão
Se o sol virá ou não
Ou pra que é que serve uma canção
Como essa?
Depois de ter você
Poetas para quê?
Os deuses, as dúvidas?
Pra quê amendoeiras pelas ruas?
Para que servem as ruas
Depois de ter você?
Letra y música, en la web de la artista.
Finalmente, mi ilustración (malditos sean los de Blogger por no dejar poner las fotos más grandes; pulsa en ella para ampliarla algo):
15 de noviembre de 2008
Alberto García-Alix. De donde no se vuelve.
Museo Reina Sofía. Del 5 de noviembre de 2008 al 16 de febrero de 2009.
Web de la exposición.
Alberto García-Alix es considerado por la prensa española como poco menos que el fotógrafo oficial de la movida madrileña; y cuando la prensa de este país te encasilla, que el Señor se apiade de tu alma: has sido condenado al infierno del lugar común. Cuando necesitan ilustrar un artículo sobre marginación opiácea, meter el topicazo de "superviviente de la movida", la posibilidad de que recurran a una imagen de este fotógrafo es demasiado alta.
Ésta es la primera vez que he aparecido por una exposición de García-Alix, bien contaminado por el tópico que acabo de referir. He descubierto a un fotógrafo con talento, que habría brillado igualmente en cualquier otra época. Era parte del ambiente que captaba, que compartía con los sujetos de sus imágenes.
La exposición, una retrospectiva con gran número de obras, contiene fotografías tomadas a partir del año 1978. Siempre en blanco en negro, algunas reproducidas en gran formato; aunque contiene variedad de temas, a mí las que me han fascinado son los retratos. En la superficie, una estética rocker/punk hoy en día totalmente pasada de moda (y con unas connotaciones que no hacen ninguna gracia, a pesar de los intentos patéticos de resucitar la pesadilla) que García-Alix logra penetrar, descubriendo tristeza y a veces ternura tras máscaras de dureza y marginación, los rostros al principio casi infantiles que chocan con los atuendos y muecas inverosímiles de tipo malo. Personajes que quedan totalmente desnudos ante la cámara, y ante los ojos del espectador.
Si tuviera que elegir uno, me quedaría con el "Retrato de Teresa", una composición muy original en el que aparece únicamente la mitad de la cara de la chica, muy seria, casi triste, siendo el resto de la foto un fondo poco iluminado de papel pintado cayéndose en pedazos.
Una pena que el Google no haya sido capaz de encontrármelo.
También son buenos sus muchos autorretratos, espaciados a lo largo de 30 años; las imágenes clásicas de brazos y jeringuillas, y los homenajes a los amigos caídos. Y mucho más, hay material como para dedicar un par dos horas a contemplarlo. Lo importante es recordar que el tópico de la marginación ochentera es sólo un decorado: vayan a verla, porque hay mucho más.
Cuando nadie recuerde cómo fueron los ochenta, cuando nadie sepa qué significan la cucharilla doblada y el papel de aluminio, quedarán los rostros de desafío, los cuerpos que reflejan sufrimiento y los ojos de las víctimas. De las misiones que se le atribuyen al arte, probablemente la más importante.
13 de octubre de 2008
Práctica de fotografía: Peluquería de barrio



11 de octubre de 2008
Vamos a celebrarlo con una canción
Ahora que parece que el mundo se hunde, vamos a poner algo bueno:

Well, they blew up the chicken man in philly last nightNow, they blew up his house, tooDown on the boardwalk theyre gettin ready for a fightGonna see what them racket boys can doNow, theres trouble bustin in from outta stateAnd the d.a. cant get no reliefGonna be a rumble out on the promenadeAnd the gamblin commissions hangin on by the skin of his teethWell now, everything dies, baby, thats a factBut maybe everything that dies someday comes backPut your makeup on, fix your hair up prettyAnd meet me tonight in atlantic cityWell, I got a job and tried to put my money awayBut I got debts that no honest man can paySo I drew what I had from the central trustAnd I bought us two tickets on that coast city busNow, baby, everything dies, honey, thats a fact...Now our luck may have died and our love may be coldBut with you forever Ill stayWere goin out where the sands turnin to goldPut on your stockins baby, `cause the nights getting coldAnd maybe everything dies, baby, thats a factBut maybe everything that dies someday comes backNow, I been lookin for a job, but its hard to findDown here its just winners and losers and dontGet caught on the wrong side of that lineWell, Im tired of comin out on the losin endSo, honey, last night I met this guy and Im gonnaDo a little favor for himWell, I guess everything dies, baby, thats a fact...
Today's AgendaDrink heavily.
5 de octubre de 2008
A La Peñota desde el puerto de Guadarrama
Una excursión ideal para aprovechar un día claro de principios de otoño, en buena compañía. Sería la prolongación de esta hacia el norte, siguiendo el sendero de gran recorrido GR-10 hasta la primera montaña merecedora de ese nombre, La Peñota.

Distancia recorrida: 13,4 kmTiempo en movimiento: 4h 6'Tiempo parados: 2h 40'

21 de septiembre de 2008
La higuera: una metáfora de la posguerra
Siguiendo el buen consejo de una lectora del sitio web predecesor de este blog, pasé por la librería y adquirí el siguiente libro:
Ramiro Pinilla: La higuera
Rogelio, apodado "Chumbo" o "Txominbedarra", natural de Valladolid, falangista de primera hora, llega a Getxo con la retaguardia de las tropas franquistas. Forma parte de una cuadrilla de asesinos encargada de matar republicanos, o sospechosos de serlo, en una vuelta de tuerca más a las sacas diarias de las cárceles. Una actividad por lo demás muy apreciada por los poderosos de siempre, que acaban de recuperar lo suyo y quieren erradicar ciertos sueños para siempre.
Pero algo se tuerce, algo que aunque la novela desvela pronto, no voy a contar aquí, y Rogelio termina convertido en un ermitaño muy peculiar, a cuya chabola peregrinan todas las viejas de la comarca y que tiene una extraña obsesión con la higuera que da título a la obra.
La higuera, historia trágica, de crímenes y de expiación, refleja el infierno de represión y posguerra que tuvo que aguantar este pobre país, y lo hace de forma magistral, algo que no extrañará a quienes conozcan Verdes valles, colinas rojas, pero que merece la pena recalcar, pues un tema tantas veces tratado (no siempre con acierto) en nuestro cine y en nuestra literatura puede despertar cierta prevención ante el potencial lector. Ramiro Pinilla parte de un argumento aparentemente absurdo, se apoya en un lenguaje elegante pero sencillo y dominando los tiempos de la narración construye una inquietante metáfora de la historia reciente de España. Una metáfora cuya interpretación no me atrevo a plantear de forma tajante (la prudencia del torpe), pero que para mí viene a ser la vitalidad del pueblo, capaz de renacer tras catástrofes cada vez más destructivas y crueles. Otra lectura, que no contradice la anterior: para la reconciliación, además de mucho tiempo, es necesario el conocimiento de los hechos.
Tras esta incursión en solemnidades peligrosas, no quiero terminar sin señalar que "La higuera" no es una novela dura y triste, sino todo lo contrario: como buena historia absurda, es divertida, hay chascos para todos y personajes capaces de cantar las verdades ante cualquiera, como Cipriana, la mujer del traidor hecho alcalde, que no olvida sus orígenes en el barrio de los pescadores y llama las cosas por su nombre -los que matan, se llaman asesinos-. Tiene mucho mérito lo que consigue Ramiro Pinilla, escribir una novela agradable de leer, pero llena de significado.
14 de septiembre de 2008
Los hombres de madera y los hombres de hierro
Probablemente la novela que más tiempo me ocupó leer durante el año pasado, y que más placer me produjo, fue la trilogía de Ramiro Pinilla. Reproduzco aquí la reseña que apareció en mi sitio estático el 20/8/2007...
Ramiro Pinilla: Verdes valles, colinas rojas.
De cómo en Vizcaya surgió el hierro, enloqueció a algunos hombres y transformó a todos, a pesar de las antiguas tradiciones. Contado en forma de monumental novela.
Vol 1: La tierra convulsa
La lectura de "Verdes valles, colinas rojas" es una empresa exigente en tiempo y esfuerzo, una tarea que probablemente llevará meses. Por tanto, es más lícito que nunca plantearse la pregunta: ¿valdrá la pena emprender tan larga tarea?
Más aún, cuando el contexto de la novela se puede definir como "la historia reciente del País Vasco", incluyendo menciones abundantes al PNV. Como nativo de una región de España carente de hecho diferencial, sin intereses centralistas siquiera, he de confesar que cuando leo un periódico, siempre me salto la obligatoria sección de política vasca (larga es la sombra de ETA, y cuánto periodista se iría al paro sin ella) y, en cuanto a televisión y radio, es el momento de conmutar ese bonito interruptor a la posición de off. La saturación informativa, constante desde que tengo uso de razón, además de llevarme a conocer más nombres de cargos del PNV y de HB que de los partidos de mi tierra, y más aldeas de Guipúzcoa que de mi propia provincia, ha conseguido desinteresarme casi del todo de lo que ocurra en esa infortunada tierra.
A pesar de todos mis prejuicios y temores, amable lector, afirmo que "Verdes valles, colinas rojas" supera totalmente las lógicas prevenciones iniciales -longitud, temática- y la recomiendo sin reservas.
"Verdes valles..." obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 2005 y el Premio Nacional de Narrativa en 2006, dos de los pocos galardones respetables que quedan en este país.
Resulta complicado resumir una obra tan ambiciosa, que da forma a un mundo rico y complejo, que aunque trasunto de un paisaje y unas gentes bien reales, tendría perfecta consistencia como una construcción totalmente imaginaria. Situada en un espacio geográfico muy reducido, el municipio de Getxo, con algunas incursiones al otro lado de la ría del Nervión, temporalmente cubre los años de despegue de la industria pesada vizcaína -siempre el hierro, minas y altos hornos-, hasta su declive durante la crisis de los 70: prácticamente un siglo. Como cumbre trágica, la caída del frente de Bilbao durante la Guerra Civil.
La novela puede interpretarse como la lucha entre los hombres de madera —los campesinos, la tradición, un tanto falsaria, basada en el folklore y en la pureza simbolizada en los caseríos— y los hombres de hierro, representantes de la industrialización y el progreso económico que enriquece a algunos, destruye el paisaje y lo llena de extraños, venidos de tierras lejanas y portadores de ideas destructivas. Pero pronto veremos que la situación es más compleja, pues al eterno conflicto tradición-modernidad se le superpone el no menos viejo enfrentamiento entre ricos y pobres, formando un tablero de juego de cuatro esquinas, hacia las que se aproximan los personajes principales:
El cacique tradicionalista, clerical, está representado por la marquesa Cristina Oiaindia. Nacionalista sabiniana, hipócrita consumada, manipuladora, sus principales víctimas acaban siendo sus hijos. Empeñada en que la esencia del alma vasca no desaparezca de entre sus aparceros y arrendatarios, sin embargo establece contacto por matrimonio e inclinación con la burguesía industrial, culpable de convertir Vizcaya en un paisaje quemado de minas de hierro y altos hornos, poblándolo de maketos ignorantes de las verdaderas tradiciones.
El mundo del campesinado toma cuerpo en la novela en la familia Altube, del caserío Altubena —detalle éste muy importante—, aunque también muchas familias de los caseríos de Getxo, presentes desde tiempos remotos juegan un papel importante: los Larreko, Etxe, Ermo... Aunque humildes, tardan más en abandonar las viejas costumbres que sus "mayores". Muy conservadores, el signo de los tiempos les hace vulnerables a la contaminación por los postulados del movimiento obrero.
En torno a ese cuadrilátero madera-hierro, ricos-pobres se construye un mundo mucho más complejo: también aparece una encarnación del Mal, sin escrúpulos, debilidades ni tan siquiera nombre, Ella; los descendientes de Cristina Oiaindia, víctimas de una locura provocada en gran medida por los manejos de su madre, y el sustrato mitológico, siempre presente, desde que los 48 fundadores salieron del mar en el principio de los tiempos con forma de bichitos verdes y se convirtieron en los 48 fuegos cuyos patriarcas, los jauntxos, legislan bajo la copa de un gran roble. La pureza del pueblo vasco está socarronamente representada por los Baskardo de Sugarkea, familia que desprecia los inventos modernos (la rueda, por ejemplo) y sigue procreando dentro del mar; las tradiciones rigurosamente defendidas, por el mágico catafalco que sirve de mostrador en una taberna, causa de las páginas más divertidas de la novela.

16 de agosto de 2008
La Cuerda Larga, de noche
La Cuerda Larga es una línea de picos que superan los 2000 metros de altitud (su mayor altura, Cabeza de Hierro, mide 2.380 metros), formando la espina dorsal de la sierra de Madrid. Son picos redondeados, muy fáciles de escalar, pero puestos uno detrás de otro componen una línea de muchos kilómetros: he aquí la principal dificultad de esta excursión, que hicimos aprovechando la luna llena de Agosto.

- Distancia recorrida: 22,6 km
- Tiempo en movimiento: 7h 3'
- Tiempo parados: 3h

3 de agosto de 2008
La maquinaria de exterminio nazi, desde su interior.
Jonathan Littell
Las benévolas
(Les Bienveillantes)
RBA, Barcelona, 2007
990 páginas
Contradiciendo la confesión derrotista de hace pocas semanas, todavía es posible sacar tiempo para atacar novelas gordas, complejas, que obligan a releer pasajes, sacar el diccionario y el atlas y repensar el último capítulo mientras se acude al trabajo cual zombie alienado. Las benévolas es una de ellas, digna heredera de aquellos novelones del XIX que llenaban meses de la vida de la gente (nota: todavía tengo pendiente leer Guerra y Paz).
El argumento se desarrolla de forma lineal, como una de esas grandes novelas. Muchos años después del fin de la guerra, el director de una fábrica de encajes de Calais se decide a relatar su pasado: fue ni más ni menos un oficial alemán de las SS, Max Aue. Se centra en el período de la guerra contra la Unión Soviética, desde junio de 1941 hasta abril de 1945: invasión, empantanamiento en la estepa ucraniana y en el Cáucaso, hasta llegar al desastre de Stalingrado. Sus cometidos son principalmente burocráticos: dirigir y supervisar operaciones de aniquilación de judíos soviéticos, redactar concienzudos informes para sus superiores, mejorar la administración de los campos de concentración para que participen en el esfuerzo de guerra del Reich, misiones que le llevan por los escenarios probablemente más espantosos donde haya estado hombre alguno. De ascenso en ascenso, llega a Obersturmbannführer (teniente coronel), destinado al Estado Mayor de las SS en Berlín.
En sus casi 1000 páginas, Las benévolas desarrolla varios temas en paralelo, como si de una sinfonía se tratase. Se puede leer en varios planos: el más evidente a la vista del argumento que acabo de bosquejar, es una recreación histórica de los años más horribles de la historia de la Humanidad, en los peores sitios (frente oriental, Stalingrado, Auschwitz, Berlín), con la peor calaña: las organizaciones policiales de las SS y sus auxiliares. No nos ahorra ninguna animalada, y las descripciones pondrán a prueba la capacidad de aguante del lector. Esperemos que a nadie se le ocurra adaptarla al cine. Es un nivel que entronca muy bien con las reflexiones sobre lo que
llevó a aquellos "patriotas y horados funcionarios", y nos podría llevar a nosotros, a participar en semejantes salvajadas: lo socialmente aceptado, lo bendecido por los sabios, las órdenes, las ansias de medrar, las venganzas personales. Lo arbitrario que puede resultar que nos toque desempeñar el papel de víctima o de verdugo, ambas poco agradables.
También se ocupa de desmontar el mito, poco creíble pero tantas veces repetido en el cine y en la prensa, de la eficiencia burocrática de la maquinaria de destrucción del III Reich: chapuzas, desidia, corrupción, lucha entre departamentos, entorpecimiento burocrático -eso no me toca a mí, es cosa del Alto Negociado de Desplazamientos y Migraciones, etc- en un trasfondo trágico donde todo se resuelve con la muerte de más prisioneros. La avalancha de departamentos, jerifaltes SS y burócratas de todo pelaje con que tiene que lidiar el protagonista refleja muy bien la estructura, tremendamente ineficaz, que soportaba la ocupación de los territorios del Este.
No podemos olvidarnos de quien da cuerpo a la novela, Max Aue. Buena parte de Las Benévolas se ocupa del estudio psicológico del protagonista, una buena pieza: doctor en derecho, culto, cruel, nazi convencido, le altera más el sinsentido de tanta muerte (¿para qué sirve?) que el sufrimiento de cada una de las víctimas, aunque prefiere no estar demasiado cerca de las ejecuciones: le estropean la digestión, a la criatura. Su vida privada, marcada por las consecuencias de una adolescencia complicada, su homosexualidad -algo difícilmente compatible con su trabajo de oficial SS-, y, sobre todo, las relaciones con su familia, son determinantes en la novela.
No todo me ha gustado en Las benévolas. Para empezar, me ha parecido demasiado extensa. Hay pasajes muy largos y repetitivos que podrían decir lo mismo con muchas menos páginas: de lo peor (por aburrimiento) son los regodeos en las locuras masturbatorias del protagonista. También me ha parecido que hace excesivo uso de palabras en alemán: un apéndice al final del libro explica algunos términos, sobre todo organizaciones del entramado nazi, y una tabla de equivalencias explica los grados militares, pero el texto está trufado de expresiones (zu Befehl!, Auswärtiges Amt, etc.) no siempre explicadas y que sin duda entorpecerán la lectura a quienes no sepan un mínimo de esa lengua. No entiendo por qué, cuando menciona el ejército regular (llamado Wehrmacht todo el tiempo, como si se tratase de algo diferente), siempre nombra las graduaciones en alemán (Hauptmann, Oberst) en lugar de sus equivalentes capitán, coronel, etc. La traducción, obra de María Teresa Gallego Urrutia, me ha parecido correcta; sin tener delante el original es difícil hacer valoraciones, pero el resultado final no chirría y encuentra una voz convincente para los soliloquios de Max Aue.
Las benévolas es una novela enorme y tremenda, no demasiado fácil de leer pero que engancha y da que pensar. ¿Cómo actuaríamos si las circunstancias nos colocasen en la situación del protagonista? Muy recomendable, merece su fama y buena acogida.
Las reflexiones de los oficiales SS cuando ven acercarse el final, y los intentos de los jefazos de implicar a todo el mundo para que no puedan alegar ignorancia son de lo mejor.
30 de julio de 2008
De noche por el GR-10, ruta de "Los Pinares Llanos"
- Distancia recorrida: 18,05 Km
- Tiempo en movimiento: 4h 34'
- Tiempo parados: 2h 48'

Barranc de l'Infern o "La catedral del senderismo"
Cerca de Denia está la Vall de Laguar, un mundo al revés en el que los pueblos, rodeados de huertas y frutales, ocupan las alturas y las dificultades se abren hacia abajo, en unos barrancos tan profundos que se dirían cañones.
- Distancia recorrida: 12.8 km
- Tiempo en movimiento: 3h 36'
- Tiempo parados: 2h 04'

28 de julio de 2008
Subida nocturna al Montgó
El Montgó es una montaña litoral que surge de repente, separando Denia de Jávea y formando de propina el cabo de San Antonio. Incendio tras incendio la han ido dejando pelada, lo cual aconseja subir en una época del año en la que el sol apriete poco... la noche, por ejemplo.


12 de julio de 2008
Revistas
Últimamente leo muchos menos libros que antes. La causa, mi descubrimiento en primer lugar de que existen revistas muy buenas allá por el ancho mundo, y en segundo lugar, de que el precio de la suscripción es sorprendente bajo, inferior a comprar el periódico los domingos y cargar con todos esos suplementos que van directamente a la basura. Ignoro el motivo, pues supongo que en todos los países las revistas se financian sobre todo con publicidad, pero me alegra poder aprovecharme de la globalización de esta manera.

(número de iraquíes que reciben pagos periódicos del gobierno USA a cambio de no luchar)
Pero al pasar los meses, cada vez estoy más cansado. Constantemente hace referencia a una remota Edad de Oro desde la que la política y las costumbres no han hecho más que empeorar, los editoriales parecen sermones, y la mayoría de los artículos tienen un sesgo ideológico demasiado marcado para mi gusto. Y muy poco sentido del humor. Además, muchos de ellos no me interesan lo más mínimo: en la de este mes, las once páginas de letra apretada dedicada a las repercusiones de los derechos de los homosexuales en la iglesia anglicana americana se quedaron sin leer.
Así que, por muy barata que salga, no renovaré la suscripción.
Aquí es donde se me van la mayor parte de las horas dedicadas a la lectura no relacionada con el trabajo (o, últimamente, con la fotografía). Una revista legendaria, fundada en 1925 y donde han publicado muchos de los grandes escritores americanos contemporáneos: Nabokov, Capote, Salinger, Updike, Carver, y tantos otros. Se publica semanalmente, y, salvo un par de páginas, no dedica ningún espacio a la actualidad: quitando una sección sobre lo que se puede ver y hacer en Nueva York, que viviendo tan lejos no me interesa demasiado, casi todo el espacio está dedicado a grandes reportajes, de esos que cualquier periodista sueña con hacer: le dan varios meses para investigar, viajar, entrevistar, redactar y corregir, y páginas suficientes para desarrollarlo bien y ganar el Pulitzer. Por supuesto, el resultado suele ser excelente, y un gozo leerlo.
Siempre incluyen un relato breve (salvo obviamente el número especial dedicado a la ficción), algún poema, y una sección al final con críticas de literatura, teatro, música y cine. Casi todas las ilustraciones son viñetas: los chistes del New Yorker son un clásico en sí mismo.
Creo que seguiré suscrito al New Yorker durante una larga temporada: no estoy acostumbrado a algo tan exquisito, y la vuelta a la realidad local suele ser dura, pero qué le vamos a hacer.