26 de julio de 2012

Por los dominios de la Abadía de Lebanza

En los primeros tiempos de la Reconquista, los valles lebaniegos y los de la vertiente sur eran un microcosmos de pueblos, dominios nobles, monasterios y demás microorganismos de los que aparecen en cualquier charca, por poco alimento y calorcillo que reciban. Uno de ellos fue la Abadía de Lebanza, de origen mozárabe y esplendor en la Alta Edad Media, que tuvo la desgracia de encontrarse con dinero en el siglo XVIII, por lo que en lugar de un fantástico claustro románico lo que hay es un caserón de nulo interés. Pero a su lado corre un arroyuelo dulzón, inicio de nuestra ruta.

Esta excursión fue tan sosa que ni saqué la cámara de la mochila, así que aquí tenemos un cardo azul con maripositas, del día de Valdecebollas.


Buscábamos algo corto, porque sólo disponíamos de media jornada, y esta ruta circular se adecuaba a nuestros exigentes requisitos. Además, tras las palizas de los días anteriores, los cuerpos empezaban a protestar. A causa de la clásica confusión inicial -salir pitando por el primer camino en lugar de detenerse a mirar el mapa- hicimos la ruta al revés que en la descripción del tantas veces citado libro, lo cual se reveló un acierto, pues el único tramo con algo de sombra quedó para el caluroso mediodía. En mi opinión, habría sido preferible una ruta lineal: subida al monte Carazo siguiendo el curso del Arroyo de la Abadía, prescindiendo de tanta loma pelada para cerrar el círculo. En resumen, una ruta sencilla y corta, sin nada que destacar.


El pescozón de hoy al autor de la guía excursionista, por meternos una y otra vez por laderas cubiertas de escobas, enebros y diverso material espinoso y vengativo que nos vimos obligados a atravesar, sin anestesia.


El recorrido. La parte más decente, la rama Norte del camino.




Datos medidos con el GPS:

  • Distancia recorrida: 10,5 km
  • Tiempo en movimiento: 3h 17'
  • Tiempo parados: 1h 22'
  • Desnivel acumulado: 740 m

Perfil sin mucha complicación, subir y bajar, como viene siendo la norma.

5 comentarios:

Lansky dijo...

Los cardos parecen Centaurea cyanea y la mariposa más conspicua es su comensal Argynnis adippe, creo

Miguel dijo...

Esa misma combinación de cardo azul y mariposa naranja la he visto muy a menudo por Gredos.
De lo que no estoy tan seguro es del nombre científico del cardo, en la wikipedia [http://es.wikipedia.org/wiki/Centaurea_cyanus] se lo asignan al aciano (que es por otra parte una de mis flores favoritas)

Lansky dijo...

Miguel, 'cardo' es un nombre común a cientos de especies de compuestas (la familia bopánica de los cardos y las margaritas, entre otras) dintintas de decenas de géneros diferentes, uno de los cuales es centaurea. Mucho daño hace la wiky si la tomas tan al pie de la letra

Anónimo dijo...

Un cardo es una planta con pinchos y que no es un cactus...

Miguel dijo...

Sí claro, como la zarzamora, que a todas horas llora que llora etc